26/05/2018, Por Virginia Fernández

 

La compañía Livianas Provincianas participan en el festival Con-Vivencias con la obra “Es es mi hombre”, un cabaret  divertido y gamberro, donde a través del cuplé se cuestionan los roles de género, el concepto del amor romántico heterosexual, la violencia de género, el amor LGTBI*, las migraciones internas campo-ciudad y el papel de la mujer en nuestra sociedad desde principios del siglo XX hasta la actualidad. Las dos intérpretes recuperan los cuplés  para hacer una reivindicación también política, ya que las construcciones sociales de la masculinidad y la feminidad son políticas y revelan una estructura de poder en las relaciones muy precisa. El 10 de junio, a las 20h30, en el Teatro de Las Culturas, tenéis una cita con este espectáculo lleno de humor, erotismo e interacción con el público. Hemos querido preguntarles a las actrices Paloma García Consuegra e Irene Domínguez sobre el arte del cuplé y su vigencia hoy en día. 

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¿En qué sentido Livianas Provincianas vendría a reflejar las preocupaciones y problemas de la mujer actual?

Livianas Provincianas es el nombre que se han dado La Berta y La Reme, dos modistas de pueblo que se han encontrado en la gran ciudad. Ambas han huido de provincias para poder encontrarse a ellas mismas. Muchas mujeres de nuestra generación nos reconocemos en esta pelea contra el pasado, contra un origen que amamos pero que en ocasiones nos lo pone difícil por ser mujeres. La Berta y La Reme se empoderan a través del humor y encuentran, en Lavapiés y en los cuplés, un espacio en el que expresarse.

 

¿cuáles serían las diferencias más evidentes a la hora de repensar esas letras de los cuplés a nuestros tiempos y en nuestro contexto actual? 

En el proceso de recuperación e investigación sobre los cuplés nos hemos encontrado con letras muy divertidas, libres, incisivas y picantes… pero también en ocasiones muy machistas.

Una de las canciones que cantamos, dice: “si me pega me da igual, es natural”. Hemos cantado esta canción durante décadas sin darnos cuenta de la barbaridad que decía. Pero ahora cada vez que la cantamos se hace un silencio en la sala. Resignificamos la canción al darle nuestro punto de vista. En mucha ocasiones las personas más mayores dicen en alto “No. Eso ya no vale”. Es muy emocionante.

 

¿El cancionero popular sigue siendo un buen aliado para generar historias reivindicativas, y por qué? 

En nuestro caso los cuplés son nuestro legado cultural, recogen la educación sentimental que recibieron nuestras madres y nuestras abuelas y que nos han transmitido. Nuestro deber está en poner esto en cuestión y quedarnos con lo que nos gusta, que es mucho, y desechar lo que no nos hace bien. Nosotras cantamos los cuplés sin cambiar una coma, pero las personas al escucharlos en 2018 les aportan un nuevo significado, y ese ese viaje de ida y vuelta lo que hace nuestro trabajo tan gratificante.