Madrid, 01/06/2016, por Virginia Fernández Ruiz

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Este año, en la II edición del Festival de teatro social Con-Vivencias contamos con la participación de la compañía Teatrompicones, con su obra “El otro extremo de la mujer perfecta”.  Un monólogo que se convierte en un diálogo con el público, a través de la herramienta del teatro foro, abordando el tema de la violencia simbólica que ejercen los medios, la publicidad y las redes sociales a la hora de construir nuestra identidad. Susana Martín Calderón es la actriz y dramaturga que nos propone el discurso de seis mujeres, seis miradas, seis edades y seis espejos, en una sociedad de la imagen e hiperconectada.  El director Marcos Dios es la segunda pata de este proyecto, que nos habla en esta entrevista de la importancia del teatro participativo. Ambos tienen una amplia trayectoria artística y defienden la figura del “espectactor”, una figura activa y participativa, más allá de las barreras tradicionales del teatro. En “El otro extremo de la mujer perfecta” analizan la repercusión que tiene el hecho de seguir los modelos impuestos por la sociedad. Por un lado reflexionan sobre las personas que tratan de alcanzarlos, y por otro sobre las personas que tratan de imponerlos con su mirada de jueces-espejo.

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¿Cuál es vuestra trayectoria en el mundo del teatro, cómo empezastéis a trabajar juntos?

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Susana: Empezamos con el montaje de una obra de Rodrigo García que se llama “Martillo”, nos interesó por la temática, era una recreación de la “Orestiada”, desde el punto de vista de los personajes criticando los tópicos en los que estamos metidos, a través de la tragedia clásica. Luego hicimos “Por narices” de Alfonso Zurro, completamente distinto a la anterior. Era una farsa gamberra, muy divertida pero muy crítica también. Siempre hemos buscado hacer un teatro social, de crítica, aunque hayamos sido una compañía independiente con pocos medios nunca nos ha interesado lo comercial, ha sido una elección. Luego hicimos una obra para adolescentes, “Buscando a Poe”, sobre su narrativa y sus poemas. También hicimos una versión de Prometeo de Esquilo. Luego a partir de ahí nos fundimos con la compañía Bicharracos, más orientado al público infantil. A partir de ahí hemos mantenido una doble vertiente, para un público infantil y otra para adultos. Ahora estamos inmersos en este proyecto con el que vamos al Festival del Teatro social Con-Vivencias: “Al otro extremo de la mujer perfecta”.

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¿De qué manera pensáis que el teatro, y concretamente vuestra obra “el otro extremo de la mujer perfecta”,  sirve de herramienta social para generar un impacto y una reflexión en el público?

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Marco: En cualquier propuesta que nosotros lanzamos lo primero que nos planteamos es la posibilidad de que el público tenga un espejo al que no puede acceder normalmente. Tu familia y tus amigos son un espejo pero hasta cierto punto, ya que suele ser amable, o procura no incomodar. Nosotros no es que pretendamos incomodar a nadie, pero tampoco pretendemos evitarlo. Esa es la aportación que nosotros pensamos que se puede hacer desde el teatro para cambiar una situación.

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Susana: Pensamos que es un camino conjunto, desde el propio proceso de investigación que nos transforma a nosotros, mientras lo estamos llevando a cabo. Es una transformación de ti mismo que tú compartes. Es una manera de abrir esa reflexión que tú has vivido a los demás, y eso hace que te enriquezcas. Por eso nos interesó en el caso de “El otro extremo de la mujer perfecta” terminar la obra con un pequeño coloquio. Ha sido un proceso de diálogo entre Marcos y yo. Los textos los hice yo, la dramaturgia la hizo Marcos, yo actuaba y él dirigía, en este proceso de diálogo, que ha ido haciendo crecer la obra poco a poco, queremos también trasladarlo al espectador.

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¿Para llevar a cabo la obra “El otro extremo de la mujer perfecta” cuáles han sido vuestras fuentes y puntos de apoyo fundamentales?

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Susana: El texto es un discurso sobre la construcción de la identidad socialmente, sobre la desaparición del yo a favor de la presión de la publicidad y las redes sociales, que nos van dictando que seamos de determinada forma. Me he nutrido de mi propia experiencia, pero también de fuentes literarias, también leí muchos blogs sobre trastornos de la alimentación. También me he nutrido de fuentes filosóficas.

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¿De cara a vuestros siguientes proyectos pensáis que el formato de teatro foro seguirá siendo el preferido para vosotros para romper las barreras con el público?

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Marco: Nuestras obras son bastante participativas, no específicamente de participación foro, como es esta, pero procuramos romper esa distancia con el público, tanto en teatro para adultos, como en el teatro infantil. También porque desde el punto de vista del discurso artístico, después de superar el estilo decimonónico, de reformas y vanguardias teatrales, no es posible que volvamos otra vez a la barrera entre el público y los actores. No nos cerramos a ningún formato concreto, pero vamos experimentando. Según el tipo de interpelación elegimos el formato más adecuado.  A veces es más reflexiva y otras, con los niños por ejemplo, hay más interacción y animación, donde ellos van modelando la historia. Nosotros defendemos la idea del “Espectactor”, que da el paso y se convierte en alguien activo. Eso es algo que nos motiva.