Fabián Pérez Arias: “Esta obra tiene dos funciones muy claras, una artística y otra social. Estoy tan metido en esto, que no entiendo ahora mismo a un artista no comprometido con su realidad. Con este proyecto siento que hago algo”.

Madrid, 05/06/2016, Por Virginia Fernández Ruiz

 

El tema de la violencia de género se viene abordando en el cine y en el teatro de una manera más meditada y consciente desde hace unos años.  En “Manos”, de la compañía Viterbo Teatro, hay un intento por presentar este tema desde un punto de vista al que no estamos acostumbrados, el del maltratador, que se enfrenta a sus fantasmas en esta historia. En este caso, deja que seamos nosotros espectadores quienes decidamos entre las tres versiones finales propuestas. Una manera de recordarnos que no hay finales cerrados cuando hay implicación por parte de la sociedad. Este proyecto pone sobre la mesa un tema espinoso del que aún nos cuesta hablar. Plantea la posibilidad de que se establezca un diálogo, más allá de tabúes sobre una realidad a la que no le podemos dar la espalda. Situaciones que nos hacen sentir impotentes y donde rara vez se establece un diálogo con el maltratador.  Para tratar de acercarnos un poco más a esta figura hemos entrevistado al actor de “Manos”, Fabián Pérez Arias, argentino radicado en España desde hace 25 años, que vuelve a la interpretación después de un extenso período dedicado a la Gestión cultural, entre otras actividades.  Muy implicado en este proyecto, opina que es vital establecer ese diálogo, con el fin de prevenir situaciones de maltrato o al menos hacer reflexionar sobre ello, logrando que nos cuestionemos también nuestras propios prejuicios y tabúes.

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Cuéntame como este proyecto cayó en tus manos, y como has ido haciéndolo tuyo

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Fabián: En el umbral de primavera estuve el año pasado haciendo un taller de teatro con Nela Pensado, en un momento en que yo andaba un poco desilusionado con respecto a cómo trabajaba con grandes compañías de danza. Entonces  decidí, después de más de 20 años de estar trabajando para otros artistas, darme un lugar a mí como artista. Se me ocurrió esto de hacer el taller, nos preguntaron si teníamos algún texto y que en ese caso lo lleváramos. Celebramos mucho este hecho, porque este proyecto está lleno de casualidades. Leí el librito de monólogos, de la maratón de monólogos, que edita la asociación de autores de teatro, y entre esos monólogos estaba éste. Recuerdo el momento en que leí el texto por primera vez y cómo me llegó a las tripas. Ayer mismo estuvimos con el autor Gustavo Montes, que nos apoyó desde el primer momento. Después de varios meses tuvimos un encuentro personal y fue fantástico conocerle, porque el texto tiene una cotidianeidad inquietante.

 

Te has basado en un texto de Gustavo Montes, pero te has nutrido de otras experiencias y fuentes para construir a tu personaje, ¿Definirías este proyecto como un tipo de teatro documental?

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Fabián: Después de tantos años, la idea de crear a tres personajes completamente distintos hubiese sido tal vez un poco ambicioso por mi parte. Para definir estos tres arquetipos de maltratadores contamos con el asesoramiento de Luisa Nieto de la Fundación Aspasia, que nos va a acompañar en el estreno de vuestro festival. Ella es la directora del programa de atención psicológica para maltratadores de género, que depende del Ministerio del Interior. Ella trabaja con maltratadores que están cumpliendo condena de alguna manera. Con su inestimable ayuda y nuestra creatividad dimos vida a este proyecto, con estas tres situaciones que vamos a mostrar.

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¿Qué es lo que mejor funciona según tu opinión en este proyecto a la hora de hacer reaccionar o impactar en el público?

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Fabián: Es un tema que es visitado frecuentemente de una manera “amable” en el cine y en el teatro. En el 90% de los casos es tratado desde el punto de vista de la mujer, como víctima, sobre qué recursos tiene y como sacar a la mujer de esta situación… en este caso estamos mostrando a este señor que ha maltratado a su mujer en determinadas circunstancias, no vamos a decir que en unas circunstancias más determinantes, dejaremos que sea el público quién decida al respecto, porque eso es lo que proponemos, que sea la gente la que concluya sobre lo que ha hecho realmente este señor, cómo lo ha hecho y qué le ha llevado a ello. Qué el público se encuentre a este maltratador ya es algo distinto. Nosotros involucramos al público directamente en la representación, es un tema que sigue tan presente en nuestra sociedad. Una de cada tres mujeres ha sufrido algún tipo de maltrato, es un tema que está muy presente en la sociedad. La violencia de género causa una cantidad de muertes, que se ha convertido en algo cotidiano. La gente necesita hablar de esto y esta es una oportunidad de oro.

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¿Crees que efectivamente sigue siendo inconcebible socialmente establecer ese diálogo con el maltratador porque es un tema tabú, algo que nos cuesta entender?

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Fabián:Tiene tan mala prensa proponer absolutamente nada que tenga que ver con el punto de vista del maltratador. Por ejemplo, en lo que atañe a las administraciones tiene tan mala prensa que una fundación pida dinero para ayudar a un maltratador. Es como un pez que se muerde la cola. Nosotros como equipo este tema es una reflexión cotidiana y constante. Si nosotros podemos aportar un minúsculo grano de arena, ante esta impotencia y angustia que yo siento, que alguien modifique algo de su conducta será un logro. El que maltrata hoy, es el que mata mañana. Tenemos que pillar al maltratador antes de que mate.

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¿De cara al futuro os planteáis llevar este proyecto a otros espacios y centros, más allá de la sala de teatro convencional?

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Fabián: Estamos ensayando en el centro juvenil Chamberí, Lourdes Fernández, que es la directora del centro, nos abrió las puertas del centro porque era un proyecto de teatro y está encantada de que estemos trabajando allí. Ella está en contacto con la directora de igualdad del ayuntamiento y con los centros de igualdad. Vamos  a hacer una función después del festival en este centro juvenil, a la que están invitadas las directoras de igualdad con la idea de llevarlo también en sus centros.

 

¿Cómo ha sido para tí a nivel personal tener que interpretar un personaje así?

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Fabián: En todo este proceso he pensado muchas veces en dejarlo. Ya que he terminado en los primeros ensayos, casi de cama, ya que es un proceso interior muy duro. Aunque mi vida es muy azarosa, entonces este proyecto llegó a mí por casualidad. Si yo hubiera sabido donde me metía no lo hacía. Pero pese a todo es tan coherente. Esta obra tiene dos funciones muy claras, una artística y otra social. Estoy tan metido en esto, que  no entiendo ahora mismo a un artista no comprometido con su realidad. Con este proyecto siento que hago algo